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13L

Alfredo J. Martiz J.

© Alfredo Martiz
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El paso del tiempo es inclemente y afecta de forma inesperada, en el caso de mis abuelos fue evidente en la formación de lagunas y vacíos mentales en donde los recuerdos son inaccesibles, la memoria es afectada y la consciencia se desvanece.

En nuestros recuerdos se crean mundos imaginarios, construidos a partir de metáforas aleatorias, en donde cada día se convierte en un nuevo poema que nace de la coalescencia del momento presente con las memorias de toda una vida.

Sucesiones de recuerdos nos visitan con regularidad, transformando nuestra percepción de lo que consideramos realidad. Saludamos al presente con la mirada en el pasado, abrazamos el pasado en el presente, infructuosamente intentamos anticipar nuestros posibles futuros. Olvidamos para recordar y recrear ficciones, un incansable juego en donde se mezclan las diversas capas del tiempo. Con el nacimiento de mi hijo reflexiono sobre estos aspectos de la fragilidad de la memoria. La construcción de la memoria para uno puede representar el desvanecimiento de la memoria de otro. Esta serie es una búsqueda íntima para el reencuentro con la memoria, partiendo del espacio donde mis abuelos levantaron su hogar.

Jeremías y Ema se conocieron en Monagrillo, un pequeño y tranquilo pueblo en el interior de Panamá. El 6 de marzo de 1948 se casaron por la iglesia, y establecidos en la ciudad de Panamá, tuvieron una familia de 3 hijas, 2 nietas y 6 nietos. 13L es el número de la casa donde vivieron desde 1969, un espacio cálido y agradable, siempre abierto para recibir visitas y ser el punto de encuentro para amistades y familiares.