Mi viaje comienza cuando la vida me para en seco. Llevaba tiempo diseñando y entrenando modelos de Inteligencia Artificial (en remoto) para crear experiencias “cuasi-humanas” y de repente en una revisión médica rutinaria me diagnostican Cáncer. En ese momento, TODO se para, me bajo del tren en marcha y empiezo mi proceso de sanación, física y digital.

Durante el proceso busco de manera inconsciente esa necesaria desintoxicación de lo digital y, por tanto, del anhelo de lo orgánico y la vida efímera, los cuales se habían extinguido en mi contexto hiperdigital de los últimos años. Ahora tengo tiempo para observar la vida, tocarla y sentir su materialidad. Mi consciencia de lo corpóreo me va alejando del artificio.

Mediante secuencias de flores y hojas, se narran pequeñas historias, que cuentan su evolución en el tiempo, sus ciclos de vida, así como mi propia transformación durante ese viaje. Comienza desde el dato como hábitat vacío y sesgado, con el que no quiero ya jugar, a la materialidad de las flores (como máxima expresión de vida efímera) y el devenir de la vida sobre ellas, sobre nosotras… sobre mí.